Ranas Doradas


Escultura de: Armando Granja

“Estamos unidos y separados, en medio de una multitud, nos sentimos tristes y
felices, notamos como algunas personas se acercan a nosotros, pero la mayoría
son ajenos a las raíces.
Somos la representación de un valor faunístico del país y a su vez no existimos,
somos la especie que resalta por su extinción. Mis hermanos y yo, somos
representados en proporciones exhorbitantes ante el público, lo irónico es que
nuestra creación no tiene origen en el istmo, solo la inspiración nace de el,
construido en manos de tierras con tricolores llamativos.”
Las ranas doradas confiesan con cierta angustia lo inevitable, el descenso de la
biodiversidad; lo que rodea al ser humano, el inevitable camino de la evolución a
la destrucción. Descubren al mismo tiempo, el cariño del extranjero en terrenos
ajenos. Cada día donde transitan miles de rostros, nadie destaca el silencio de la
contaminación acabando con lo natural, día tras día las ranas doradas, sin
hogar, representadas por una escultura de metal tienen una tristeza que
conecta con palpar su verdad: se han quedado sin hogar y sin descendencia.
Los olores de una Cinta Costera revelan que el ser humano es el peor enemigo,
es el enemigo interno: aquel que se destruye a si mismo, siendo descuidado
causa caos, justificandose por desconocer la norma; si advirtieran que el caso de
las ranas doradas es el pronóstico de un país entero, otra sería la historia.
Necesitamos cambios para a ayudar a su fauna, dar la mano amiga, sin duda
hemos devorado su terreno, el balance debe existir en cuidar la herencia de los
antepasados y futura herencia a los predecesores. La historia tras pequeñas
huellas como los de la rana dorada, no solo deberían quedar en libros de
biología, esta sonrisa que se percibe en la obra de Armando Graja, revela cierta
sonrisa en la especie, esta sonrisa debería dibujarse en los niños y niñas al
conocer su cultura.
El ser humano siempre debe tener presente: no conocer la norma, no te exime
del castigo y sus consecuencias.

Escrito por: Dana Silva


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